Bodas en Hervás | Laura + Carlos
Hacer bodas en Hervás, nuestro pueblo, nos encanta y más cuando se trata de una boda como la que os presentamos hoy.
La boda de Laura y Carlos es una de esas bodas en las que no solo tenemos la suerte de acompañar a la pareja como fotógrafos, ¡sino también como invitados! Prácticamente los conocemos a ambos de toda la vida, especialmente a Laura, con la que hemos crecido, hemos compartido amistad, locuras de adolescentes y todos los grandes momentos de nuestras vidas. Carlos es de La Garganta, un pueblo muy cerca de Hervás, y el compartir instituto permite que nos conozcamos todos los de los pueblos cercanos; además, hace muchos años que ya formaba parte de nuestra pequeña gran familia de amigos, así que podéis imaginar la emoción en los preparativos del día.
Tener la oportunidad de estar con nuestra cámara en un momento importante de la vida de alguien ya es un privilegio, imaginaros en ocasiones así, que estemos registrando mediante fotografías los momentos de personas que quieres, de personas tan cercanas y con las que compartes parte de tu vida.
El tiempo a mediados de junio se mantenía inestable, y aquel día no fue una excepción. Tan pronto se oscurecía como salía el sol, pero cruzábamos los dedos esperando que el tiempo aguantase al menos hasta la cena, ya que la ceremonia estaba prevista al aire libre.
Como es habitual en nuestra manera de afrontar el día de la boda, comenzábamos vistiendo al novio en el lugar elegido, en este caso en La Garganta, en casa de sus padres. La Garganta es un pintoresco pueblo al norte de Extremadura, de construcciones centenarias en “piedra seca” y ubicado en pleno monte de castaños y robles que suele soportar copiosas nevadas durante el invierno. No en vano la nieve de estas sierras fue un negocio que perteneció a la Corona y, desde el siglo XVIII al Duque de Béjar; aún hoy se puede visitar el Pozo de Nieve que se utilizaba en aquel momento.
Tras acompañar a Carlos mientras se preparaba para el “Si, Quiero” junto a sus padres, volvimos a Hervás para reunirnos con Laura a la hora acordada, en la peluquería, junto a varias amigas que se encontraban peinándose, y ya ahí mismo llegaron las primeras lágrimas de emoción al ver a Laura prepararse para el gran momento.
Al salir del maquillaje… comenzó a caer “la tormenta del siglo”, decir que llovía es quedarse muy corto, el agua corría por las calles como ríos turbulentos y empezamos a entrar en modo pánico, todo apuntaba a un cambio de planes, era imposible que en esas condiciones pudiese celebrarse una boda al aire libre, pues incluso aunque dejase de llover los jardines estarían encharcados. En el Hotel Spa Sinagoga, donde tendría lugar el evento, no daban abasto a recoger todo lo preparado en el jardín y empezar a montar dentro.
Laura llegaba a casa de sus padres para vestirse, y en seguida fueron llegando amigas para ayudarla. Sin dejar de mirar por la ventana, esperanzados porque parecía que amainaba y unos tímidos rayos de sol comenzaban a apuntar que nos podría dar una tregua… intercambios de llamadas con el hotel y entre todos decidimos que teníamos que intentarlo, así que vuelta con el trabajo, había que sacarlo todo de nuevo y preparar el jardín, darle desde aquí la enhorabuena al hotel por el trabajo.
Con este cambio, las risas y las ganas de pasarlo bien consiguieron que nos relajásemos y algún regalo imprevisto ya nos hizo saltar las lágrimas a todos al ver a Laura emocionarse.
Laura comenzaba a vestirse con ayuda de sus amigas y su madre. Llevaba un precioso vestido con escotazo en la espalda que le quedaba espectacular.
Poco a poco iban llegando familiares y amigos para acompañar andando a la novia y al padrino hasta el lugar de la ceremonia, que no estaba lejos. El sol ya brillaba y calentaba con intensidad, como si nada hubiese ocurrido momentos antes, sólo algunos charcos en el suelo nos recordaba la tensión que habíamos vivido.
Llegó el momento. Todo estaba precioso y Carlos ya esperaba en el altar junto a la madrina y el resto de invitados.
Tal y como se preveía, esta iba a ser una boda cargada de emociones y no pudimos evitar más de una vez que las lágrimas hiciesen acto de presencia, especialmente cuando la sobrina de Laura leyó por sorpresa. Además, las palabras y buenos deseos de los amigos siempre saben como “tocar la fibra”, y suelen dejar carcajadas y lágrimas por igual.
Al final la tarde estuvo radiante, y permitió no solo disfrutar de la ceremonia al aire libre, sino también del cocktail en los jardines antes de acceder al salón de celebraciones a cenar y terminar la noche por todo lo alto bailando hasta no poder más.
El reportaje de post boda lo realizamos paseando por el Barrio Judío de Hervás, declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1969 y en el alto del paraje de La Muela, en La Garganta.
Laura, Carlos, mil gracias por dejarnos formar parte de vuestra historia.
Mil gracias por ser parte de nuestra historia. Un abrazo.
Fotografía: Johnny García y Samadhi Ribes, fotógrafos de bodas en Hervás
Pareja: Laura + Carlos
Localización:
La Garganta | Cáceres | Extremadura
Hervás | Cáceres |Extremadura
Proveedores:
Ceremonia y restaurante: Hotel Sinagoga | Hervás
Peluquería: Sonia Garrido
Maquillaje: Laura Gil
Ramo novia: Floristería La Flor de la Canela
Traje del novio: El Corte Inglés
Vestido de la novia: Colección La Sposa de ST. Patrick
Zapatos de la novia: Paco Mena
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